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A pocos días de finalizar el año aún existe mucha incertidumbre en Colombia para los importadores, a pesar de que se había pronosticado incrementos de fletes y escasez de contenedores hasta el 2023 el mercado a partir del mes de junio percibió todo lo contrario, disminución de fletes de una forma drástica, disponibilidad de espacios y equipos en un menor tiempo al acostumbrado en el último año.
La disminución de demanda ha sido un factor importante para que los importadores a nivel mundial busquen tener un ahorro dentro de sus presupuestos logísticos y les brinde la oportunidad de estar en constante búsqueda de mejores negociaciones en cuanto a fletes y eslabones que hacen parte de la cadena logística.
Lo que es bueno para los importadores y exportadores, puede no serlo del todo para las líneas navieras quienes han intentado mantener el equilibrio, en parte recortando la capacidad en función de la menor demanda. Consecuentemente han venido reduciendo la cantidad de barcos disponibles que tenían cubriendo el exceso de demanda que se venía presentando en los últimos dos años. Pero ya en un curso de batalla adverso, advierten en el horizonte una marea de entregas de cientos de nuevos buques en los próximos dos años (2,4 millones de TEUs de nueva capacidad) que mantendrán la oferta de capacidad hiper abundante, lo que por consecuencia debería llevar las tarifas al suelo, a no ser que tomen medidas radicales para impedirlo, dejando inactiva buena parte de sus flotas o simplemente, recurriendo al desguace de la capacidad más obsoleta.
Con la demanda de los consumidores acentuándose y los retailers haciendo frente a un exceso de inventarios en los centros de almacenamiento abarrotados, el volumen mundial de contenedores cayó 8,6% en septiembre, según Container Trade Statistics, alcanzando el nivel más bajo desde febrero, en un periodo en el que el transporte marítimo solía estar en su punto más fuerte.
Expectativas en el mercado
Para entender lo que será esta nueva normalidad hay que recordar cuando la guerra por ofrecer las tarifas más bajas llevó a la desaparición de navieras, a la consolidación del mercado y a la reestructuración de las alianzas marítimas.
Ahora bien, ¿la normalidad que se aproxima incluirá una nueva guerra de tarifas? Puede ser. Al menos así lo planteó en su intervención en TOC Asia en Singapur, Alan Murphy, CEO de Sea-Intelligence, quien le otorgó a esta alternativa un 80% de probabilidades de ocurrir frente a la otra opción que consistiría en un descenso controlado de las tarifas.
Con los puertos volviendo a los niveles de productividad previos a la pandemia, las tarifas normalizándose y los indicadores económicos débiles en muchos países, el transporte marítimo puede estar enfrentando un período prolongado de “sobrecapacidad estructural” y tarifas débiles. Situación que se vio por última vez en la década de 2010, cuando una cartera de pedidos de 6,6 millones de TEU, creada antes de 2008, se descargó en el mercado posterior a la recesión.
El mercado de transporte marítimo, que se está enfriando rápidamente, parece dirigirse a un 2023 «extremadamente difícil». La crisis del costo de vida decidirá el destino de los cambios en la demanda de los consumidores a lo largo del tiempo y por ende la cantidad de pedidos que recibirán las líneas navieras para los próximos meses.
En lo que refiere al transporte aéreo, la demanda de carga «general» se espera caiga más que la de carga «especial». Sin embargo, a medida que la congestión portuaria disminuya, se espera que la fiabilidad de los itinerarios mejore. Esto aumentará los niveles de confianza entre los expedidores y, por tanto, reducirá la necesidad de transporte aéreo.Por lo tanto, se producirá una tendencia a abandonar el transporte aéreo para volver a la opción menos costosa, el transporte marítimo.
Aunque nadie puede con certeza determinar lo que ocurrirá en el futuro como lo demostró la pandemia, la apuesta de muchos expertos determina que el 2023 será un año de grandes desafíos para el sector logístico, donde las empresas deben prepararse para aprovechar las oportunidades que aparezcan y así optimizar sus procesos logísticos. Aquí es donde el acceso a la inteligencia de mercado en tiempo real y a los mejores datos disponibles se convierten en un arma crucial en la lucha por reducir los costos.