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Para el campo de la logística se han visto muchas situaciones que han afectado el normal desarrollo de la cadena de suministro a nivel mundial y entre los muchos efectos que se han materializado en la economía colombiana a raíz de la pandemia está el aumento de la inflación, lo que genera “una pérdida de poder adquisitivo, en especial cuando la inflación se produce desde bienes que tienen poca flexibilidad en su demanda, como lo son los alimentos, lo que se traduce en una reducción de la demanda generalizada”.
El fuerte incremento de la inflación cerró en 8,5% en el primer trimestre del año y superó de nuevo los pronósticos del promedio del mercado que estaban en 7,1% para el año 2022 y 4,8% para el 2023, como consecuencia de presiones externas ( precios y costos) y situaciones mundiales que siguen afectando este campo.
Una de estas situaciones es la invasión de Rusia a Ucrania, pues esta ha intensificado estas presiones alcistas, en particular sobre los precios internacionales de algunos bienes e insumos agrícolas, la energía y el petróleo. Así, la nueva proyección de la inflación supone unos precios internacionales de alimentos que aumentarían hasta mediados de año y que se mantendrían altos y relativamente estables en el resto de 2022.
Otro de los sucesos que impactan en la inflación es la reversión de la rebaja del impuesto al valor agregado (IVA) aplicada a productos de aseo e higiene, por cuenta del vencimiento de la emergencia sanitaria, lo que generaría aumentos en los precios de estos bienes para la segunda mitad del año.
Asimismo la actividad económica volvió a sorprender al alza y el pronóstico de crecimiento económico para 2022 aumentó desde el 4,3 % al 5 %.
Por otro lado, el informe del Banco de la República dice que en el cuarto trimestre de 2021 el aumento anual del producto (10,7 %), superior al estimado, estuvo impulsado por la dinámica de la demanda interna, principalmente por el significativo desempeño del consumo privado, con niveles muy superiores a los registrados antes de la pandemia.
La inversión también registró una recuperación importante, pero sin alcanzar los niveles de 2019 y con comportamientos mixtos en sus componentes. El déficit de la balanza comercial se amplió, con un notable crecimiento de las importaciones similar al de las exportaciones. Frente al Informe de enero, el índice de seguimiento a la economía (ISE) de enero y febrero sugiere que el nivel del producto del primer trimestre alcanzaría registros superiores a los estimados y que el choque de demanda positivo observado al final de 2021 podría estar desvaneciéndose más lentamente de lo anticipado.
En el caso particular del consumo, menciona que las importaciones de bienes de este tipo, las cifras de comercio al por menor, los ingresos reales de restaurantes y hoteles, y las compras con tarjeta de crédito indican que el gasto de los hogares sigue dinámico, con niveles similares a los registrados a finales de 2021. Las cifras de lanzamientos de proyectos de vivienda e iniciaciones de obras y las importaciones de bienes de capital sugieren que la inversión se seguiría recuperando, pero mantendría valores inferiores a los de prepandemia.
En todo caso, el informe también señala que para lo que resta del año se espera que el consumo se desacelere desde los altos niveles alcanzados en los últimos dos trimestres en el entorno de unas condiciones financieras internas y externas menos holgadas, agotamiento del efecto de demanda represada y deterioro del ingreso disponible debido al aumento de la inflación.
En cuanto a la inversión continuaría recuperándose, mientras que el déficit comercial se reduciría, favorecido por los altos precios del petróleo y de otros bienes básicos que exporta el país. Con todo esto, se proyecta un crecimiento económico del 7,2 % (antes 5,2 %) para el primer trimestre y del 5,0 % (antes 4,3 %) para todo 2022. En 2023 el crecimiento del producto continuaría moderándose (2,9 %, antes 3,1 %), convergiendo a tasas cercanas a las de largo plazo.
Sin embargo, es normal que durante el primer trimestre del año suban los precios de la canasta básica, el arriendo, la salud, el colegio y los servicios públicos. “Más o menos el 70 % de la inflación anual tiende a gestarse en los tres primeros meses del año. Sabemos que son meses duros para el gasto de los hogares, pero es un fenómeno temporal que ocurre anualmente”.
Pese a este fenómeno, los analistas coinciden en que este año los precios sí están subiendo más, por factores como la crisis de los contenedores, lo que está afectando principalmente a los hogares de ingresos bajos, pues estos destinan cerca del 40 % de su gasto en alimentos. Así las cosas, se enfocan en comprar los productos básicos y sacrifican otras categorías.
Las nuevas estimaciones sugieren que, en el horizonte de pronóstico, la brecha del producto se mantendría en niveles cercanos a cero, pero más cerrada que lo proyectado en enero. Estos pronósticos de actividad económica continúan enfrentando niveles altos de incertidumbre asociados con las tensiones geopolíticas y las condiciones del financiamiento externo, la incertidumbre propia del ciclo electoral y la evolución de la pandemia.
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